PRESENTACIÓN Y TRIGGER WARNING
PRESENTACIÓN
Empiezo a editar este librito virtual durante mi primer aislamiento por covid. No estoy segura de ser covid positivx pero ayer la vi a una amiga y se despertó con fiebre. Son las 23:32 del 09/01/2022 (di negativo).
Éste es mi actual proyecto, lo que espero que le dé un mínimo de sentido a mi vida por un tiempo, hasta empezar un curso de indumentaria, de teatro, de dibujo, en paralelo a mi trabajo part-time en un estudio jurídico.
Éste es mi diario, mi cronología, mis escritos. La escritura es la única herramienta artística con la que cuento en este momento.
Tengo 24 años y estoy profundamente triste desde que tengo 14. Estoy medicada desde que tengo 19. Sufro de ansiedad y depresión, aunque a mi psicóloga no le gusta etiquetar. Conocí a Paola, mi actual psicóloga en 2021 y podría decir que me salvó la vida. Empecé el tratamiento de una manera muy inconstante, pero recurrí a ella en un momento de dolor infinito. Nunca me sentí tan comprendida y acompañada por una terapeuta, creo que probé con otras cuatro desde que tengo 15 años.
Van a leer sobre sufrimiento. Problemas personales, familiares, psicológicos. No pretendo que ésto sea una fuente de información, pero quizás a alguien le dé una idea de cómo se sienten las enfermedades mentales, cómo la mente te engaña y te hace creer lo peor. Por favor, no tomen literal nada de lo que escribo.
Trigger warning: voy a hablar muy crudamente. Si hablo de suicidio, son sólo ideas fugaces, la conciencia de que existe la opción, pero en absoluto pienso llevarlo a cabo. De ninguna manera, porque tengo mucha gente que me quiere y no pretendo lastimar a nadie.
Introducción
Tuve una gran infancia. Crecí con padres muy presentes, muy libres, pero no demasiado, quizás falla mi noción de los límites, pero tiene que ver con mi personalidad. Tuve un hermano cuando tenía 5 años y medio y es la persona que más amo en este mundo y mi razón para vivir.
Somos una familia de clase media, antes quizás teníamos más plata, pero no nos falta nada. En el 2001 mi mamá tuvo la suerte de mantener su trabajo, mi papá, desempleado por un tiempo, se ocupó de estar conmigo a mis cuatro años, llevándome al zoológico, al parque, a pasear.
Lo que más me gustaba de mi papá era que los viernes y los sábados nos quedábamos a la noche mirando El Señor de los Anillos, Harry Potter, o Narnia hasta que me quedaba dormida en el sillón, y me cargaba hasta mi cama. Me preparaba el almuerzo antes de irme a la primaria, mi mamá trabajaba de mañana hasta la tarde y mi papá de tarde hasta la noche.
Mi mamá fue quien me formó como persona. Nunca hablé tanto con alguien como con ella. Cada tarde noche charlábamos mientras ella preparaba la cena. Jugaba conmigo permanentemente. De bebé, me pintaba las manitos y los piecitos y me hacía caminar sobre hojas de papel. Me mandó a un taller de arte ( I.V.A.: Instituto Vocacional de Arte) que me cambió la vida y siempre fue mi refugio. Gracias, mamá. Es la persona más hermosa y empática que conozco.
En 2015, cuando yo tenía 17 y mi hermano 12, mi vieja tuvo un ACV. Tiene secuelas hasta el día de hoy. Tiene afasia (“Trastorno del lenguaje que se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de comunicarse mediante el habla, la escritura o la mímica y se debe a lesiones cerebrales”). Pero sigue rehabilitándose. Sigue pintando, dibujando, ejercitando el habla y la escritura.
Ese año, 2015, mi último año de secundaria, mi abuela me dijo “vas a tener que crecer de golpe”.
Mi abuela murió en 2018. La amé con todas mis fuerzas. Íbamos de compras, me quedaba estudiando en su casa las materias que me llevaba cada año. Era de tauro. Siempre me cocinaba, me compraba especialmente lo que sabía que a mí me gustaba. Un día ella estaba internada, fui a verla como solía hacer día por medio en ese momento. Una vez fui y no volví más. A la semana falleció. El último día que la vi, estaban en la habitación unos amigos suyos y su marido, David, un tipo del que nunca supe mucho pero le tuve un enorme cariño, una persona muy tierna. Todos estaban hablando y riendo. Yo no podía parar de entrar al baño a llorar. Hasta que se fueron todos. Yo estaba triste, me senté con mi abuela. Me dijo “Siempre que sufrí, cerré esa puerta y seguí”. Algo así. Me dijo que iba a estar bien y que siguiera. Me despedí de ella charlando, como hacíamos siempre. Extraño tus comidas, tu mate con café después de la siesta (mate con café, juntos), cómo siempre querías hacerme ropitas, cómo me llamabas enojada cuando no te llamaba en toda la semana. La persona más fuerte que conocí. Empezó a trabajar a los siete años, cuando su papá falleció. La adelantaron de grado porque era muy inteligente, Martita.
Mi tía, la hermana de mi mamá, falleció joven. Cáncer de mamá. Tuvo idas y venidas. La última vez que la vi en la clínica dijo “estoy muy dopada, no sé de qué están hablando”. De ella aprendí a ser fría y cínica en el exterior, ácida en mi sentido del humor. Era una mujer que emanaba misterio para mí, respeto. Las pocas veces que me retó sentí una profunda vergüenza que me llevaba a encerrarme a llorar, humillada por mí misma, por mi comportamiento, si mi tía me corregía era porque realmente me había equivocado.
Tuve una gran infancia, envidiable incluso. Las cosas se pusieron feas a mis 14. Dejé de comer, empecé a atracarme y a vomitar. Recuerdo comentarios que me hacía mi familia sobre mi cuerpo durante mi infancia y mi adolescencia. Por favor, erradiquemos estos comportamientos. No sabemos qué tan profundo pueden enterrarse estas palabras.
Mis dos grupos de amigas se enteraron, me hablaron, me controlaron, me cuidaron, nunca voy a poder agradecer la carga que soportaron siendo tan chicas. Hoy en día siguen haciéndolo, y yo no sé qué poronga hice para merecer a estas personas hermosas en mi vida.
Aclaraciones:
1) No soy escritora. No estudié más que el secundario. No pretendo escribir de manera trascendental.
2) Cuando digo que estoy sola, no desprecio el amor de mis seres queridos, simplemente es cómo uno puede sentirse en ciertos momentos. Amo y agradezco con mi alma a toda la gente que me rodea.
3) Faltan muchas cosas, no es un relato, sólo ordenaré los registros que ya existen, y trataré de explicar si es necesario. Pero no es una crónica completa y ordenada de mi vida.
4) Cuando hablo de suicidio, es sólo una idea, como ya dije, la noción de que existe la opción. Jamás lo haría, mientras tenga mínimo una persona que me quiera en este mundo.
5) Le pido perdón a la gente que sufre de TCA. Si estás sensible con el tema, sabe que voy a mencionarlo. No quiero ser gordo odiante. Si hablo de gordura no es porque me moleste. Me gustan personas gordas. Mi problema es querer desaparecer, de eso se trata ser más y más y más flaca. No significa que la gente con TCA sea gordofóbica.
(TCA: Trastorno de la Conducta Alimentaria)
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